sábado, 15 de agosto de 2009

Editando el desorden


Soñé tu voz llena de espinas.
Palabras que ambos no podemos
tragarnos, son mentira.
Escuché varias notas que enfriaban mi mente
y me quede bajo el telón perdiendo manecillas
y no sé cuantos días, no importa ya.
Sentí un temblor y corrí a abandonar tu retrato
en la azotea.
Se derrumbó el mundo que formábamos los dos.
Y ahí quedó tu recuerdo empolvado bajo los
escombros.
Tanto nos enfocamos en salvar a los
habitantes de éste calentamiento global
que poco a poco nos fuimos olvidandon uno del otro.
Volver a comenzar es todo un reto, ¿lo tomas?
... Espero que no nos ahoguemos esta vez.
Tomé una decisión.
El día menos pensado me tomaré el atrevimiento
de no pensar por ti, aunque la suerte no
juega de mi lado.
No importa que todo se acabe.
De todas formas me desperté con ganas de
entregarte el verso que te escribí.
-Sin máscaras-