domingo, 5 de septiembre de 2010

El cianuro me venció


No hay tal crisis.
Sólo necesito comerte a besos
y rehabilitarme el alma.
Me gusta que desaparezcas cuando más
te n e c e s i t o.
Hazme el favor de quedarte,
sé que después no volverás.
Vamos a no pensar y abortar el sueño
en el que ibas a participar.
Perdóname por no comprender
tu egoismo y tu soledad.

Me ahogo en esta tormenta,
necesito calma.
Serás mi imposible y no me gusta esperar
por los restos, pero las cosas pintan así.
Me gusta verte reír y tengo que entender
que es algo enfermo.
¿Te parezco sincera?
Tuviste que haberme detenido cuando
tome el último tren de ida.
Nunca volveré.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Él es feliz en donde está.


Quiero dormir en ti una noche entera.
Mis sueños y yo en tus brazos.
Si cierras la puerta, ésta noche puede durar para siempre.
No dejes que el sol salga.
Desearía tenerte para mí.
Si cierras esa puerta nunca tendríamos que ver el día.
A veces te odio, te odio por no estar junto a mí
y me odio por ser tan egoista, por necesitarte tanto.
Le falta tu amor a mi estómago, a mis venas,
a mi piel, a mi cerebro, al maldito tiempo;
las horas que no pasan más y sigo suspirando.
Las manos que no iban a volver a tocar ese cuerpo.
Mi cuerpo que no iba a volver a dormir.
Mi cama que iba a quedar sola y fría.
Para mí siempre serás la perfecta definición de locura
y la única persona a quien extrañaré más de lo normal.
¿A dónde tengo que ir para estar junto a ti?
¿Aún hay lugar para mí en tu silencio?
Debería dejar de soñar en otro mundo,
siempre voy a despertar en este.