Entregó los cuerpos a los familiares.
Regresó a la bodega y sus actos lo arrodillaron.
Su mirada perdida se dejaba reposar en
los charcos que las matanzas habían dejado.
Podía sentir como sus manos estaban marcadas
por las atrocidades cometidas.
Y asi pasaba noches enteras sin dormir recordando
los alaridos.
Aunque por eso se apresuraba a degollarlos.
-Negocios viciosos-
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