lunes, 3 de mayo de 2010

Casi muerta, muy herida en la memoria.


Ausentarte de la vida, hacer un recuento,
darte cuenta de que ésta desapareció hace tiempo.
Se acabó su esplendor.
El brillo que tenías lo succionó la luna
para seguir brillando y que los lobos no murieran de amor.
Morir es salvarse del infierno de la vida,
que cada segundo parece arder más.
El cielo esta diseñado para encerrar a las almas,
todas las opciones se dirigen a una sola escapatoria.
Cada vez que me voy tu recuerdo aparece,
como un fantasma implorando la paz.
Todo indica que la solución no es la muerte.

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